15.12.11

Política internacional

EL MRTA ATACA LA EMBAJADA DEL JAPÓN
Hace quince años, el 17 de diciembre de 1996, un comando irrumpió en la embajada del Japón en Lima y secuestró a centenares de personas. Cuando se suponía que la guerrilla había desaparecido del Perú, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) capturó a funcionarios peruanos, diplomáticos extranjeros (incluyendo una veintena de embajadores) y a todo el personal de la embajada japonesa, que ofrecía una recepción con motivo del aniversario de su emperador. El comienzo de un largo cautiverio, en tramos de El asalto del millón y medio, nota de Silvio Santamarina en la revista Noticias, nº 1043 del 21 de diciembre de 1996.






   “Samuel Doria Medina Auza (38) nunca olvidará aquel 17 de diciembre de 1995. Esa mañana, muy temprano, unos encapuchados lo bajaron de la misma camioneta con que lo habían secuestrado 45 días antes. Cuando sus captores se alejaron, Medina descubrió sus ojos y, entre los destellos que se clavaban en sus retinas habituadas a la penumbra, reconoció el barrio residencial de Obrajes, en el sur de La Paz, Bolivia, a cinco minutos de su hogar.
   Pesaba 10 kilos menos de lo habitual, su barba y cabello habían crecido demasiado, y vestía ropa prestada. Sus secuestradores le habían dejado 50 bolivianos (10 dólares) para un taxi, y le habían devuelto su teléfono celular. Recién cuando se reencontró con su esposa y cuatro hijos, supo que los hombres con los que había convivido forzado durante un mes y medio pertenecían al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), los mismos que el 17 de diciembre de 1996 -exactamente un año después de su liberación- tomaron la residencia del embajador japonés en Perú, con alrededor de 400 rehenes VIP.
   'Se notaba que eran muy profesionales, no vi nunca sus caras, casi no escuché sus voces (me daban instrucciones por escrito), y todos los objetos que me pasaban los manipulaban con guantes quirúrgicos, para evitar huellas', recuerda Medina (ex ministro de Planeamiento de Bolivia, y principal accionista del diario 'Hoy') en una entrevista telefónica con Noticias desde La Paz.
   Más allá de la coincidencia anecdótica de fechas, los expertos en la historia del MRTA (guerrilla guevarista peruana, nacida en 1984) vinculan el secuestro del empresario boliviano Medina con el reciente golpe en Perú: el nexo sería económico. Por la liberación de Medina -ejecutivo de SOBOCE, una de las cementeras más importantes de Bolivia-, el MRTA pidió seis millones de dólares, y finalmente obtuvo 1.400.000; suficiente para financiar la toma del último 17 en Lima, Perú. Incluso fuentes periodísticas en Bolivia señalan que el líder actual del MRTA, Néstor Cerpa Cartolini ('Comandante Evaristo') fue el cerebro de ambos secuestros, y que el dinero del rescate de Medina quedó un año a su cuidado para alimentar el ataque del 17.
(…)
   Aunque el secuestro de Medina resultó un éxito económico para el MRTA, cuatro de los secuestradores fueron detenidos, y hoy esperan sentencia en el penal de Chonchocoro, a 15 kilómetros de La Paz; pueden darles 30 años de cárcel. El reclamo del MRTA por la liberación de 300 guerrilleros presos en Perú incluye a dos encarcelados en Uruguay, y a los cuatro secuestradores de Medina en Bolivia, país considerado como la retaguardia de la guerrilla peruana.
   Tanto Sendero Luminoso como el MRTA suelen cruzar la permeable frontera natural del lago Titicaca para reorganizarse y conseguir provisiones en el norte de Bolivia. En el último año se registró una docena de minisecuestros contra empresarios de La Paz, que en su mayoría reconocieron a sus captores como de origen peruano. La prensa boliviana culpa de este fenómeno a la decisión del gobierno de abrir las puertas a 300 refugiados políticos peruanos, que se habrían mezclado con células subversivas derivadas de grupos bolivianos prácticamente desarticulados, como la Comisión Néstor Paz Zamora. Por las dudas, la policía de Bolivia ordenó el refuerzo de la custodia policial donde están detenidos -al cierre de esta edición- Ios cuatro peruanos del MRTA, además de enviar más militares para patrullar la frontera con Perú.

   VERY TRANQUIL. Más que en Bolivia, la evidencia de que el MRTA no estaba desactivado golpeó al Perú, que en su mayoría había confiado en las afirmaciones triunfalistas de su presidente, Alberto Fujimori (57). Él hizo de la mano dura contra la guerrilla su caballito de batalla para reclamar superpoderes. En las primeras horas del secuestro masivo, un médico de la Cruz Roja aseguró -en su jerga globalizada- que en la casa del embajador del Japón todo estaba 'very tranquil'. Pero la toma de la residencia diplomática nipona -donde estaban la hermana y la madre de Fujimori- conmovió al presidente peruano, no sólo por las vidas en juego, sino también por lo que Japón significa para la realidad peruana.
   El Perú es el país latinoamericano que recibió más préstamos japoneses el año pasado. Desde que asumió en 1991, Fujimori visitó el país de sus ancestros seis veces, y cuando cerró el Congreso (1992), Japón fue la única potencia que no lo criticó. Y el canciller japonés viajó inmediatamente al Perú para negociar una salida incruenta para los rehenes del MRTA.
   Inevitablemente, el asalto a la casa del embajador japonés fue interpretado como un simbólico tiro por elevación a Fujimori, que hizo de la alianza peruano-nipona una más de sus excentricidades. Como cuando propuso el 9 de julio de 1992, durante una ceremonia castrense: 'Imaginemos un país literario'.
   La profecía se hizo realidad.”

Informe de la televisión peruana


Notas relacionadas:
10-6-1990: Hace 20 años Fujimori era elegido presidente del Perú
5-4-1992: Autogolpe en el Perú






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