17.8.09

El final de una amistad

A 20 AÑOS DE LA RUPTURA NEUSTADT-GRONDONA En agosto de 1989, el periodista Mariano Grondona le comunica a su compañero y colega Bernardo Neustadt su alejamiento de «Tiempo Nuevo» para tener su propio programa televisivo: «Hora clave». Desde el debut en 1969 por Teleonce (actual Telefé) y a lo largo de casi tres mil programas, la pareja Neustadt-Grondona se convirtió por aquellos años en una de las duplas más exitosas y polémicas del periodismo político argentino.



Comienzo de un reportaje a Bernardo Neustadt, publicado en el diario Página/12 el domingo 20 de agosto de 1989.

CORTO MANO CORTO FIERRO

“‘Como los maridos cornudos, fui el último en enterarme’. Bernardo Neustadt repite la frase desde que Mariano Grondona formalizó su contrato con ATC y desde que el abandono fue –inevitablemente- analizado como la representación de una crisis conyugal. Él lo dice así, sin pudor ni ironías a la vista, cómodamente instalado en la frontera del despacho, aunque en este caso –como él mismo confirma- no hubo siquiera un poco de amor.

- ¿Lo dejaron por otro?
- Yo no me separé de Grondona. Grondona se separó de mí
- ¿Qué le hizo usted como para que lo deje?
- Eso es lo que no sé. Esta es la segunda vez que lo hace. Diez años atrás me dijo que quería independizarse, pero por lo menos esa vez me avisó. Incluso se despidió en cámara con palabras muy lindas para mí. Tuvo un ciclo durante cinco o seis meses y después volvió.
- ¿Fracasó?
- No sé. Sé que me dijo ‘¿Querés que vuelva?’ y yo le contesté que sí.
- ¿Es cierto que esta vez usted se enteró por los diarios?
- Sí. Recién después me llamó por teléfono. El domingo (13 de agosto) me avisó que ya no vendría el martes 15.
- ¿No le explicó por qué?
- Nuestra modalidad era no preguntarnos nunca los porqués. Nosotros teníamos una linda relación que se mantuvo durante casi veintitrés años porque no coincidíamos en nada.
- ¿En nada?
- En nada. Creo que «Tiempo Nuevo» se enriqueció justamente porque no coincidíamos en los temas vitales para la Argentina. Le puedo recordar algunos: el tema del Beagle. Yo estuve por la pacificación, por el plebiscito. Y Mariano, no. En el tema de Malvinas yo estuve violentamente en contra de la guerra porque creía que era una maniobra para que Galtieri se quedara cuarenta años en el poder, y Mariano estuvo a favor, porque sostenía el principio de nuestra soberanía.
- Son dos ejemplos que a Grondona no lo favorecen
- Le digo sólo dos, pero en muchos otros no estuvimos de acuerdo. Esto nos permitió enriquecer el programa sin ensayos previos. Las diferencias surgían al comenzar a hablar del tema delante de las cámaras.
- ¿Usted quiere decir que nunca conversaban fuera del programa acerca de la línea del ciclo?
- No. Nunca. Nunca en nuestra vida.
- ¿La relación humana que mantenían, entonces, no era buena?
- Creo que era una buena relación porque nos respetábamos. Era una relación profesional importante.
- Pero no se querían. No había afecto.
- Veintitrés años dan afecto. Reconozco que el martes a la noche lo voy a extrañar al ver la silla vacía. La nuestra ha sido una relación atractiva desde el punto de vista de la distancia que uno toma para no rasguñarse nunca. No era una relación como para que Mariano dijera: ‘Mi gran amigo Neustadt’, pero era un buen amigo. Incluso creo que si en algún momento nos hubiéramos necesitado nos llamaríamos por teléfono. Pero no nos necesitamos nunca.
- ¿Profesionalmente tampoco?
- Profesionalmente fue un gran dúo.
- ¿Cree que Grondona lo traicionó?
- No, muy dura la palabra. Me hubiese gustado más otro tipo de comunicación. No volví a hablar con él desde aquel día. Recién nos vamos a ver el martes a la mañana en un reportaje.
- ¿Y qué se imagina que le va a decir?
- No sé. En este caso el que se va es el que conoce los motivos. Creo que Mariano, que es un analista, un profesor, los debe tener. En estos momentos pienso en dos alternativas. Una es que creyó que ya era hora de independizarse porque no podía seguir siendo el eterno partenaire de Neustadt. Eso lo acepto porque es un motivo lógico, pero habría que comunicarlo. Yo lo hubiese aplaudido. Es más, lo aplaudo ahora porque creo que es cierto que no podemos estar juntos toda la vida. Incluso, jamás firmamos un contrato.
- ¿Es decir que usted era el dueño del programa y él su empleado?
- Empleado no. No me gusta la palabra. Yo lo contrataba, le pagaba un cachet al principio para hacer comentarios y después para conducir.
- ¿Nunca fueron socios?
- En un tiempo estuvimos asociados, hace cinco o seis años. Después se vio que no era posible por razones prácticas. Yo tengo los invitados, pongo la publicidad y entonces es muy difícil una asociación pareja. Además Mariano tiene muchas charlas en el exterior, así que vuelta a vuelta tiene que faltar.
- ¿Él podía sugerir invitados?
- Sí podía.
- ¿Entonces, participaba de la elaboración del ciclo?
- No porque nunca sugirió ninguno.
- ¿Tampoco participaba en la elección de los temas?
- Podía, pero no lo hacía. No sé si por una actitud de respeto a la producción o al concepto que yo tengo de un programa de televisión. Imagino que también habrá participado de temas que no le gustaban, pero jamás dijo una palabra. Él podía sugerir temas, invitados, lo que quisiera, pero nunca lo hizo”.

.


[+/-]

0 comentarios: